2/4/08

Tomando medidas


Seamos realistas, el jóven urbano moderno y funcional ya no cocina, sale a comer/cenar fuera.
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Así que en realidad un vaso de medidas tradicional, de los de harina, aceite, azucar y compañía pues ya no tiene gran papel que cumplir en la cocina. Peeeeeeeero... "sin encambio" quizá si sea un objeto apropiado uno como el de la foto, que nos permite saber cuánto ocupa medio cerebro humano, el plutonio suficiente como para hacer una bomba atómica, la cantidad de vino que te impediría pasar limpiamente un test de alcoholemia...
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Y es que, sinceramente, al final el vaso de medir lo aterminábamos usando para echar agua a esa maceta mustia del balcón que nos regaló una antigua novia y que está durando más que aquella relación, aunque le dediquemos la misma escasa atención.

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